Después de salto:
Rubén Aguirre, el conocido “Profesor Jirafales”, llegó a Costa Rica con su circo.
El “Profesor Jirafales” tiene en su rostro algunas arrugas más, pero su potente voz, sentido del humor y metro noventa y cinco de estatura no se dejan intimidar por sus 68 años de edad.
En una conversación ligera, sin tacitas de café, ni el recuerdo de un amor por “Doña Florinda”, Rubén Aguirre -el director, actor, escritor, padre y esposo- se despegó del traje entero de maestro para conversar con Al Día* sobre su vida y trabajo en los circos.
Cuando se terminó la producción del “Chavo del 8″ en 1979, ¿a qué dedicó su vida?
Sentí como si hubiera salido de la cárcel, porque fueron 30 años metido en un foro, trabajando muy duro bajo muchas presiones. Quise descansar y me dediqué a viajar por el mundo.
¿Cuándo surgió la idea del circo?
Llevo 26 años trabajando en este tipo de espectáculos. El circo no es mío, sólo soy un invitado especial. Ya he trabajado en varios.
¿Que ventajas tiene el circo respecto a las cámaras y el teatro?
El circo es una cosa maravillosa y llega a lugares donde nadie se imagina. Tiene una enorme ventaja sobre el teatro, ya que éste es muy etilista. Mi público es el pueblo y no puede pagar lo que cobra un teatro. El circo cobra precios muy bajos. En la televisión y en el cine, actúas para el vidrio de la cámara, pero a mí me gusta ver el público y sentir sus reacciones.
¿Qué otros proyectos tiene, además de la actuación?
He sido productor de programas como “Aquí esta la Chilindrina”, “Llévatelo” y “TVO, entre otros.
¿Cómo es su familia?
Estoy casado desde hace 42 años. El amor que siente “Jirafales” por “Doña Florinda”, lo siento yo por mi esposa Consuelo. Tenemos 7 hijos y 16 nietos.
Aún se transmiten los programas de “Chespirito”, ¿qué siente cuando se ve todavía en horario estelar?
Me apena no haber sabido que el programa iba a tener tanta trascendencia, pues habría puesto más de mi parte. Ahora veo fallos en todos, que pudimos haber superado.
¿Cuál es el secreto que tiene el “Chavo” para seguir con ese éxito?
Sin duda alguna, es la calidad que tiene el programa. Roberto tuvo mucha precisión, mucho tino, para hacer las cosas. Fue muy estricto como director, pero él sabía bien cómo hacía las cosas.
¿Cómo era su jornada laboral?
Nuestro horario era de entre 12 y 14 horas de grabación, todos los días, una semana cada mes. Me pagaban 650 pesos ($35) y, 30 años después, 1.500 pesos ($700).
¿Cuál fue el legado que le dejó el “Profesor Jirafales”?
La internacionalización. Es muy bonito que te conozcan en casi 90 países del mundo. Sientes el cariño de mucha gente.
¿Volvería a actuar en televisión?
Por el momento, no. Ya la televisión me dio mucho. No estoy interesado en hacer papeles de mayordomo o de abuelito.
¿Bajo qué condiciones regresaría?
En algo que me permita volcar mi experiencia en el talento joven: dirigir, dar clases de actuación o producir.
¿Cuándo se piensa retirar?
Pienso que el secreto de la salud está en trabajar. Mantenerse ocupado es importante. Seguiré hasta que Dios quiera.
¿En qué se entretiene cuando no trabaja?
Tengo una granja con muchos árboles frutales, ciruelas, manzanas, duraznos y peras. Eso me sirve para que mis familiares más cercanos reciban en Navidad una canasta repleta de frutas.
¿Qué sigue después de Costa Rica?
Ahora vamos a visitar todos los países de Centroamérica.
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