viernes, 24 de mayo de 2013

Chespirito sin secretos 2003

Después de salto:

El timbre sonó pocas veces. Al otro lado del teléfono, con voz serena, Roberto Gómez Bolaños contestó con una afabilidad rara en algunas estrellas.
Durante 60 minutos, Al Día conversó con “Chespirito”, quien desde México confirmó su amor y admiración por su esposa Florinda Meza y sus 12 nietos.
Adelantó que está en conversaciones con la Editorial Alfaguara para editar su libro “Y también poemas” en Costa Rica. Además, reiteró su admiración por nuestro país y hasta recordó que su maestro de fútbol era un tico llamado Rafael Muñoz.
Sobre el prolongado éxito de sus programas, dijo que “no lo entiendo, pero lo agradezco infinitamente. No creo tener los méritos para todo eso”.
No quiere volver a la televisión “porque sigo ahí por medio de los programas y no quiero hostigar al público”, pero estudia una oferta de Disney para hacer un animado del “Chapulín Colorado”.
La entrevista se realizó el viernes 10 de octubre.
Don Roberto, ¿qué referencia tiene de Costa Rica?
Hace mucho que no voy, pero le tengo un cariño especial. Hay varias razones: su fama de país honesto y cultivado. Me fascina el fútbol y tienen buenos jugadores. Mi maestro futbolístico de joven era costarricense, se llamó Rafael Muñoz y le decían el “Tico Muñoz”. Recuerdo que también nos enseñaba ética. Tengo muchas amistades allá (Costa Rica) y aún recuerdo con admiración la belleza del teatro (Nacional).
Hay propuestas de los estudios Disney, Warner Brothers y Hanna Barbera para convertir en animados sus personajes ¿Concretó con alguno de ellos?
Esto lo negocia mi hijo Roberto Gómez Fernández y él me mantiene informado. Walt Disney desea convertir en animado al “Chapulín” porque es el que se presta para ello, pero no se ha concretado nada.
El rey Pelé le ofreció hacer una película con sus personajes. ¿Por qué no aceptó en esa ocasión?
Recuerdo que cuando me dijeron que me hablaba por teléfono salí corriendo (comenta riendo). No llegamos a hacer nada porque él quería a “El Chavo” para una película debido a su popularidad en Brasil, pero siempre dije que ni éste ni el “Chapulín” irían al cine. Ahora es porque sería animado.
Qué siente al saber que sus programas han vencido el tiempo y se transmiten aún hoy?
No lo entiendo, pero lo agradezco infinitamente. No creo tener los méritos para todo eso. Mi aportación han sido la honestidad y trabajar mucho, pero no es suficiente para lo que ha sucedido. Es curioso que se repitan los capítulos, lo que a mí no me gusta porque sé que hay programas mejores que los que se pasan, pero ahí continúan al aire. Los niños me saludan cuando me ven como si fuera aquel del programa pese a que ya no soy el mismo.
Aún ríe cuando ve el programa?
Cuando está repetido un par de veces no lo veo, pero guardo una postura muy neutral. Me río más de una cosa que de otras. Mi actor favorito como comediante era Ramón Valdés, me muero de risa con todo lo que dice, con el que menos me muero de risa es conmigo. Mi mujer, en el papel de la “Chimoltrufia”, también me enloquece. Pero en general los veo con la óptica del análisis.
Cuánto tiempo invertía usted en generar un capítulo de cada programa?
Cuatro días a la semana. La cantidad de tiempo de cada día podía variar dependiendo del compromiso que tuviera. Y tomábamos un día y medio para grabar. Hubo ocasiones en las que entregaba guiones para 3 o 4 programas y luego grabábamos esos programas continuos.
Y le quedaba tiempo para la familia?
Sí. Me sobraba tiempo para compartir con mi mujer (Florinda Meza) y jugar dominó. Por suerte, muchos de nuestros gustos coinciden. A veces vamos al teatro, pero lo que nunca hacemos es ir a un centro nocturno y menos a una discoteca; no nos gusta el escándalo.
Mucho del humor se basaba en pequeños accidentes. ¿De dónde salían estos detalles?
Había de todo. Algunas veces reproducía lo que veía y otras lo que me pasaba. Hace cinco días fui a un evento y cuando regresaba sentí que caminaba desnivelado. Mi sorpresa fue que traía puestos dos zapatos dispares. A veces puedo contar esas cosas y la gente cree que las invento, pero me especializo en derribar copas, botellas y comida. Todo es producto de la distracción que tengo por tener la atención puesta en algo más importante, pero cuando pongo cuidado tengo grandes reflejos.
Y de dónde salen las frases peculiares de sus personajes?
Algunas las vi, otras las busqué. Por ejemplo, quería una exclamación particular y llegué al “chanfle”, que cumplía las condiciones que quería: que existiera y que tuviera efecto. Busqué también las que podía hacer reiterativas como “Pues para que te digo que no, si sí” (“Chimoltrufia”). A otras les alteré el orden como “Sin querer queriendo”. Otras se me ocurrieron como “Bueno, pero no te enojes” (“El Chavo”).
A quién representaba “El Chavo”?
Fue un niño pobre que vendía globos. Es la imagen de muchos niños en Latinoamérica y para él tomé una acción que tenía una de mis hijas que era muy nerviosa; bailoteaba enfrente de mí cuando hablaba. Eso me encantó y se lo puse a “El Chavo”.
Y la personalidad de “Quico”, ¿cómo se le ocurrió?
Una vez estábamos en una fiesta de adultos y se colaron unos niños. Había uno que ya no soportaba porque era consentido como él solo y de ahí saqué muchas cosas para “Quico”. Decía: “oye, dime que sí, no seas malito”, y me dije que si alguien me decía eso en la vida real no sabría lo que haría.
¿”El Chavo” de hoy sería igual al que conocimos?
Nunca me lo había preguntado. Diría que en algunas cosas sí y en otras no. De todos modos, no podría haber mucha variación por el concepto que tiene. Quizá le añadiría un teléfono celular como sorpresa, aunque hoy día no lo es y quizá tendría otras cosas que se usan en la actualidad.
Y para la vecindad, ¿llamaría a los mismo actores?
Sí. Un aspecto que me enorgullece es no haber evitado que muchos comediantes se lucieran. Yo busqué a los mejores y a todos les di la oportunidad por igual. El que no habría querido lucirse no me habría servido. Hoy día todos los actores se parecen y a veces en broma le pregunto a Florinda (Meza) si una joven es la mamá, la hermana o la amante. Yo busqué buenos actores.
Ahora los programas de humor en su mayoría son nocturnos porque tienen claras referencias sexuales. ¿Qué opina sobre este género?
Hay una total inclinación y un abuso hacia lo sexual. El lenguaje no me horroriza aunque es pobre, lo peor es el contenido y cómo utilizan los albures que en el fondo son agresiones machistas con juegos de palabras. Eso es más fácil que buscar una trama ingeniosa. Hoy se usa la libertad de expresión para ofender a la gente en su condición racial, económica o religiosa. Me disgusta todo eso y me opongo.
¿Existe algún programa que siga por el camino que usted abrió con los suyos?
No hay muchos. Yo admiro en lo personal a Javier López “Chavelo”. Por lo demás, es casi imposible encontrar uno que no hable de sexo o política, aunque esto último me parece inútil porque muchos televidentes no tienen idea de quién es el personaje que comentan. Siempre que quise introducir un personaje en los guiones hablaba de Maradona, porque sabía que lo conocía toda Hispanoamérica.
Si Big Brother se hubiera realizado décadas atrás, ¿usted habría entrado a la casa?
He visto pedacitos y no le encuentro ningún atractivo. No solo eso, sino que hay cosas que me parecen horribles y es de lo que la gente menos protesta. La forma en la que excluyen a alguien por medio de una votación como unos “jueces” y ese rencor con el que expresan que se vaya un compañero es criminal. Los critican por el lenguaje o los desnudos como si eso no estuviera en otros programas también. Me parece aburridísimo ver a unos chavos (jóvenes) recostados diciendo solo tonterías. Yo prefiero los documentales, que es el gran aporte de la televisión.
¿Por qué no ha regresado a la televisión?
Porque sigo ahí por medio de los programas y no quiero hostigar al público. Por otro lado, ahora los programas de comedia no están en horario estelar (8 p.m. y 9 p.m.), se programan antes de las 7 p.m. o después de las 10 p.m. y no quiero estar en ellos. Me han propuesto que regrese, pero de hacerlo sería a algo distinto. Me ofrecieron ser cronista deportivo, pero prefiero escribir.
¿Fue esa una de las razones para concluir el programa?
Sí. Cuando se eliminaron los programas de humor para darle espacio a las telenovelas, solo nos dieron la oportunidad a dos programas, al de Silvia Pinal y al mío, de escoger horario el fin de semana pero en el infantil. Ella aceptó, pero yo no. Con todo esto no puedo regresar, pero me desquité actuando durante un buen tiempo en el teatro con la obra “11 y 12″. Rompimos récord al estar siete años en teatro de estreno y ofrecer 3.200 presentaciones.
¿Cómo ha podido mantener estable su relación con Florinda Meza por 25 años?
Creo que hemos tenido la suerte de tener afinidad en muchos aspectos. El intelectual, el gusto por los comentarios, mutua admiración y el gustar, que solo lo garantizo de mi parte (y ríe), no sé el de ella. No nos aburrimos y ese es el enemigo principal de las parejas. Nos podemos enojar, pero uno siempre cede ante el otro.
¿Cómo es la relación con sus 12 nietos?
Son de mi primer matrimonio, pero ellos adoran a Florinda y viceversa. Son los mejores del mundo y llevo una relación preciosa con ellos, noto que me quieren. Y el haber sido conocido genera diversas reacciones. Una vez, uno le dijo a mi hija: “mamá, a que ni te imaginas. El abuelo Robert es el ‘Chapulín Colorado’”. Era una revelación. Robbie (otro nieto), al preguntarle en la escuela quién era su personaje favorito, explicó que “su abuelo Robert”. Cuando le preguntaron por qué lo dijo, aseguró: “porque es amigo de Ricky Martin”.
Uno de mis nietos participó en una obra de la escuela, “Los Miserables”, y me hace ilusión que le guste la actuación porque lo hizo muy bien y le aplaudieron mucho. Yo los adoro a todos.
¿Podría él continuar con su trabajo?
No lo sé. Yo no quisiera que lo haga de chico porque conozco niños prodigios que terminan hechos una lástima.

Su pluma

Recientemente, Chespirito editó con mucho éxito un poemario al que tituló “Y también poemas”. Su temática es muy diversa: hay crítica, burla, romance, expresiones y comentarios personales humorísticos o trágicos.
Roberto Gómez dijo que no pensó en publicarlos, sin embargo su esposa, la actriz Florinda Meza, fue la que lo alentó y conversó con una editorial que poco después los citó a una reunión.
“No pensé en darlos a conocer porque todas las editoriales coincidían en que la poesía no se vende, pero los de la editorial nos dijeron que éste era un trabajo diferente y no sabían que los había escrito yo”, indicó Chespirito.
Confesó que tras el anuncio de su publicación, les hizo algunas correcciones, añadiduras y suprimió otros.
Con respecto a su autobiografía, dijo que trabaja en ella, aunque no la terminará este año.
“Le encuentro las complicaciones que tiene cualquier autobiografía: el como terminarla. No puedo decir algo sobre mi fallecimiento, tengo que adelantar y darle una especie de remate”.
Al igual que su libro de poemas, él no pensaba publicarla porque imaginaba que su vida no era interesante. “No consumo drogas, no las comercio, soy heterosexual y fiel desde hace 25 años que me casé co Florinda, porque antes le daba rienda suelta a la hilacha (coqueto), así que no hay nada de escándalo en ella”, expresó.
Lo que lo decidió, fue haber conocido a tanta gente importante y el coleccionar muchísimas anécdotas, las cuales asegura los lectores podrán disfrutar.

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